miércoles, 25 de mayo de 2011
Ya pasaron casi tres años de mi "accidente", de mi desliz mental y mi vida sigue siendo una constante rehabilitación. Me sobran las horas de un día para ser infeliz, para arruinar todo de algún modo u otro, con ayuda o sin ella. Ya van tres años de errores, de caprichos, de miedos. Y me arrepiento de haber tomado tantas malas decisiones, de haber hundido tantas cosas en el profundo mar que intenta ser mi olvido. Por otra parte no vuelvo atrás, ni pudiendo. Me formé, crecí como persona, y cambié tanto para bien como para mal. No soy la persona alegre y chispeante que solía ser, no sonrío hasta cuando tomo el té, no me gusta más la inmadurez de ser un adulto joven e incoherente. Me cansa la gente, me cansa y la alejo, o me alejo. Y extraño no ser así, extraño no preocuparme, vivir la vida un poco a partir de cada mañana, olvidar mi nombre por la noche, correr por la calle gritando alguna canción. Últimamente siento que las personas no me escuchan, cuando hablo es como dirigirme a la pared y eso también me fastidia. Estoy cansada de ser coherente en mi incoherencia.
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Bueno, inestable, espero que las cosas cambien.
ResponderEliminarDe hecho, las cosas cambian de continuo.
Se sale por arriba o se sale por abajo.
Pero se sale.
Eso se llama entropía...
¡Saludos y fuerza!
Es como si yo hubiera escrito esto
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