miércoles, 17 de junio de 2015

4:56 a.m.

Golpeaban múltiples gotas contra la ventana cuando abrió los ojos, en la absoluta oscuridad que envuelve a las 4:56 a.m. Manchitas de luz de algunos pocos aparatos prendidos y el frío en la nariz que es lo único que está fuera de las sábanas. De un lado la pared, del otro su cuerpo, emanando su olor y esa capa de energía que lo rodea mientras duerme, respirando lento pero fuerte, llenando el espacio con los vaivenes de su pecho. Entonces lo supo. Una vez más lo sintió con fuerza hasta en el último rincón de su corazón, que bailoteaba con un suave entusiasmo. No debía abrazarlo porque chistaría dormido y hasta tal vez se acomodaría de nuevo, un poco más lejos. No debía despertarlo muy temprano en la mañana siquiera con una taza de café y tostadas recién hechas porque probablemente se enfriarían esperando que se levante de haberse dormido tarde; y tampoco esperar almorzar si pasaba el mediodía porque él prefería el desayuno. Pero aun así lo supo. Ella sabía que no había nada que quisiera más que despertar a las 4:56 a.m. y sentirlo a su lado. Sabía que nunca habría alguien que se riera de sus propias locuras sin importar qué tan raro fuera eso, sabía que otra sonrisa nunca sería tan hermosa. Sabía que nadie más iba a susurrarle al oído en la madrugada si era feliz o cuánto la amaba. Sabía que si no era con él, no existirían más notitas fugaces en servilletas de papel, ni nadie iba a querer su heladera tapada con imanes de cosas bastante freakys. Nunca iba a conocer a alguien que disfrutara más un quesito y salamincito en casa que ir a comer a fuera. También sabía que la distancia y los problemas con él solo eran cosa de hacer al amor más fuerte, y que nadie más iba a empezar una furia con gritos y terminarla en dos días con perdón y ron. Sabía que nunca le iba a faltar hacer el amor, y que nadie nunca podría hacerla llorar lagrimas de nopuedoestarmasfeliz. A veces pensaba que podría haber alguien que jugara menos, y la mirara más; que le guste más su ropa que la de otras chicas al pasar. Pensaba que tal vez existe alguien que disfrute más andar el camino que llegar a destino, y que el pasado le haya dejado cicatrices, las cuales se deje mimar. Hasta estaba casi casi segura, de que hay varias personas por las que no necesita usar tacos altos para ir mejor de la mano. A veces no pensaba cosas tan buenas, a veces no la pasaban tan bien. Pero a veces era muy pequeño, y ella lo sabía.
Sabía que él tenía mil virtudes y defectos, pero así lo había conocido.
Sabía que desde el día uno, las cosas no fueros siempre rosa, pero aun así lo elegía.
Sabía que si no era con él, despertarse a las 4:56 a.m. nunca volvería a ser perfecto.
Sabía todo eso y también sabía, que él iba a ser para siempre el amor de su vida.



jueves, 26 de febrero de 2015

Neurosis

No quiero comer más, no quiero sonreír, no quiero gastar fuerza, no quiero tenerla. No quiero ser ni estar, ni ver lo que no hay, no quiero parecer o creer cuando en realidad sé y no es así. No quiero que me digan, que me hagan pensar o sentir. No tengo más ganas, no tengo más nada. No quiero, simplemente me cansé de todo.

Forget it.

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