lunes, 4 de julio de 2011

Esa sensación de una satisfacción increíble al saber que después de diez años de tener un supermercado chino a tres interminables cuadras, ahora puedo unirme a la lista de los que tienen uno a la vuelta de su casa, es realmente hermosa.

2 comentarios:

  1. Vos estás contenta porque no te das cuenta de la gravedad del asunto. Lo harás cuando empieces a encontrar chinos en el baño de tu casa.

    Y da la casualidad, Macarena, de que ayer posteé algo sobre chinos en mi blog.

    También es preocupante.

    ¡Abrazo!

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  2. Otra vez respecto a los chinos, o también entendí el relato. En el sentido en que lo entendiste vos. Con el hemisferio izquierdo del cerebro. Pero si te parece duro, realmente NO lo entendiste como lo entienden los chinos. O al menos el chino del relato. El que ríe.
    Así es el Tao: cuando lo entiendas, dejará de parecerte duro. Incluso te darás cuenta de que no existe lo duro. Ni lo blando.

    Y agrego: ¡A mí tampoco me molestan los chinos! ¡Jajaja!... Si laburan, no me molestan. Y si no laburan, tampoco. Si viven allá, no me molestan. Si viven acá, tampoco. No tengo en cuenta los límites de la tierra que me enseñaron en la escuela. Además, la comida china es muy rica y los Perros Fu son muy bonitos.

    ¡Gracias por pasar!

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Forget it.

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