viernes, 19 de abril de 2013




La primera vez que vi a Jennifer lo supe. Supe que ella era la indicada. Supe, justo como mi papá cuando cantaba a sus hermanas en el invierno de 1951 después de ver a mi mamá por primera vez, "la encontré".

Un mes después Jen consiguió un trabajo en Manhattan y se fue de Cleveland. Yo iría a la ciudad para ver a mi hermano, pero en realidad esperaba ver a Jen. A cada visita mi corazon le gritaba a mi cerebro, "decile!". Pero no podía juntar el coraje para decirle a Jen que no podía vivir sin ella. Mi corazón finalmente prevaleció y, como un nene de primaria, le dije a Jen "Estoy loco por vos". Para el alivio de mi saltarín corazón, los hermosos ojos de Jen se iluminaron y dijo "Yo también!"

Seis meses después empaqué mis pertenencias y volé a Nueva York con un anillo de compromiso quemando un agujero en mi bolsillo. Esa noche, en nuestro restaurante italiano favorito, me arrodillé y le pedí a Jen que se casara conmigo. Menos de un año después, no scasamos en Central Park, rodeados por nuestra familia y amigos. Más tarde esa noche, bailamos nuestro primer baile como marido y mujer, acompañado por mi padre y su acordeón, "I'm in the mood for love".

Cinco meses después Jen fue diagnosticada con cancer de mama. Recuerdo exactamente el momento, la vos de Jen y el sentimiento adormecedor envolviéndome. Ese sentimiento nunca se fue. Tampoco nunca voy a olvidar cómo nos miramos fijo a los ojos y sostuvimos las manos del otro. "Estamos juntos, vamos a estar bien".

Con cada desafío nos acercamos más. Las palabras se volvieron menos importantes. Una noche Jen fue internada en el hospital, su dolor estaba fuera de control. Ella se agarró de mi brazo, sus ojos aguados, "tenés que mirarme a los ojos, esa es la única manera de que pueda resistir el dolor". Nos amamos uno al otro con cada parte de nuestras almas.

A lo largo de nuestra carrera tuvimos la suerte de encontrar un grupo fuerte de apoyo pero aun así costó que la gente entendiera nuestro día a día y las dificultades que enfrentábamos. Jen estaba en dolor crónico por los efectos secundarios los siguientes 4 años de su tratamiendo y medicaciones. A los 39 Jen comenzó a usar un caminador y estaba cansada de estar constantemente despierta por cada golpe o moretón. La estancia hospitalaria de más de diez días no eran individuales. Visitas frecuentes del doctor condujeron a peleas con la compañía de seguros. Miedo, anciedad y preocupaciones eran constantes.
Tristemente, la mayoría de la gente no quiere escuchar estas realidades y en cierto punto sentimos nuestro apoyo desaparecer. Otros sobrevivientes del cancer comparten esta pérdida. La gente asume que los tratamientos te hacen mejor, que las cosas mejoran, que la vida vuelve a ser "normal". De todos modos, no hay normalidad en Cancerland. Sobrevivientes del cancer tienen que definir un nuevo sentido de normal, frecuentemente. Y pueden otros entender qué tenemos que vivir cada día?

Mis fotos muestran esta vida diaria. Ellas humanizan la cara del cancer, en la cara de mi esposa. Ellas muestran el desafío, las dificultades, el miedo, la tristeza y la soledad que enfrentamos, que Jennifer enfrnetó, mientras ella luchaba contra esta enfermedad. Lo más importantes de todo, ellas muestran nuestro amor. Estas fotos no nos definen a nosotros, pero ellas son nosotros.

El cancer está en las noticias diarias, y tal vez, a través de éstas fotos, la próxima vez que un paciente de cancer pregunte cómo él o ella lo está haciendo, junto con escuchar, la respuesta será dada con más conocimiento, empatía, un entendimiento más profundo, cariño de verdad y entendimiento sincero.

"Ama cada trozo de la gente en tu vida" - Jennifer Mereding

jueves, 18 de abril de 2013

Tal vez son tantas las cosas que estoy pensando, tantas las cosas que quiero dejar salir.
Cosas como que no te quiero muy cerca porque voy a envenenarte, pero tampoco que te alejes, te voy a necesitar.
No me sueltes la mano aunque te esté gritando, ni me creas cuando digo que estoy bien.
No me trates como princesa porque no lo merezco, pero dame todo el amor que puedas.
No me entiendas si te cuesta ni te canses de mí, si hace falta lastimame, abrazame y sonreí.

jueves, 4 de abril de 2013

Un parche para mis heridas, la cima en la montaña de la vida. Lo encuentro todo en su sonrisa, y he sentido en la vida mil emociones distintas pero juro, ninguna llegó tan lejos en mi alma. Y es el ángel que le escapó a dios, de las manos y a la tierra ha venido a parar. Es peligroso mi mundo, pero te voy a cuidar. El sueño que no fue soñado, el hombre que nadie se ha imaginado.

viernes, 15 de marzo de 2013

Se cae todo a pedazos, eso siento. Se cae todo a pedazos y no sé cómo pararlo. La estructura que me rodea ya no es nada firme, y se tambalea con cada brisa helada que la vida hace correr detrás de mí. Trato de llevar la frente en alto, la espalda derecha aunque sienta escalofríos, y sonreír siempre que me sea posible. Pero cada vez es más difícil, cada día cuesta más. En los rincones más recónditos de mi alma hay ilusiones y esperanza desando salir fervientemente, pero lo sombrío de una gran tristeza me nubla la mente y no veo más allá del dolor. De a ratos no quiero más nada, no deseo otra cosa que esperar en calma a perecer y extinguirme. Imagino en mi cabeza el momento en que mi cuerpo se desmaterializa para dejar escapar todas esas sensaciones que no pudieron salir antes, y es como polvo de estrellas por todo el lugar. Desearía que fuera tan simple, que con sólo querer desaparecer todo se esfumara por el tiempo que me haga falta, y que mi esencia le sirva a los demás. Como si fuera una droga que se mezcla con el aire. Polvo de estrellas, que llena el cuerpo de energía positiva y pinta sonrisas en todas esas caras. Por último quisiera un poco más de fuerza, para tener la voluntad de volver a ser yo cuando ya fue suficiente ayuda. Cambiar el mundo es tan difícil de la forma convencional, así que invento métodos más felices de contar que balas desgarrando el aire y signos de pregunta en sus destinos. Al menos así tal vez, la magia nos de la convicción de no perder la fe.

jueves, 14 de marzo de 2013

Sólo quiero un cambio de aire.
Un importante cambio de aire.

Forget it.

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