domingo, 23 de mayo de 2010

Supongo que tiene que ver con todo lo que me está pasando, pero esta noche, tuve un sueño de lo más raro, de lo MÁS perturbador. Era mi casa, como siempre en los malos sueños; y yo estaba ahí, con gente que no era la que cumplía esos roles en la vida real, sentía lo mismo, era lo mismo, pero no eran esas mismas personas y todo era un poco más perfecto. Había comprado, no sé por qué, unos tablones con alguna inscripción rara, sobre el bien y el mal. Al dejarlos al pie de la cama, el que yo eligiera todo cambiaría. Esa noche decidí, como es lógico, poner el tablón del bien a los pies de mi cama, pero no recuerdo haber ido a dormir. El sueño siguió, entré en el living de mi casa y ahi en la mesa redonda había sentadas varias personas al estilo Harry Potter, un hombre anciano con barba blanca, una mujer también mayor y demás personas que no hicieron mayor protagónico. Me empezaron a hablar, y contarme sobre su lado, sobre el bien, yo estaba rara, no entendía y me confundía todo lo que ellos decían. Por algún motivo extraño, la gente del mal, era la misma que mi vida real, había un chico, sumamente raro que parecía ser con el que tenía onda, una chica que parecía su hermana, una mujer joven y con un cuerpo brutal que supongo, cumplía el rol del anciano del lado del bien. De algún modo se filtraron en el buen plano, y siguiendo todos en mi casa, a través de una puerta en el jardín, pasaba a otro lugar, el plano del mal. El plano del mal era de goze, era todo genial, pero yo no sabía que hacer, mi mente quería quedarse con ellos y pasarla bien, mi corazón creía que era bueno. Por algún motivo que no recuerdo, me quedé con ellos, y constantemente peleaban los buenos con los malos para quedarse conmigo. Cada vez que salía del mal plano todo era sobrio y apagado en el plano del bien, se veía todo en tonos de celestes y era mi casa, el patio de mi casa, mientras que en el plano del mal era una habitación más allá de mi casa, algo a parte. Luego de varias discuciones con ambos mandos por esas cosas de la vida decidí quedarme con ellos, con el plano del placer, donde todo parecía bueno, irónicamente. La hermana de este chico era algo como mi mejor amiga, y con él, de un modo endiablado y juguetón nos encaramos. Todo parecía perfecto, mi amiga era como yo, pero más viva, más del disfrute constante, la mujer al mando era una diosa, todo era simple para ella, todo estaba como queríamos, él era alucinante, aunque no lo conocía era alucinante. Una vez más, por no sé qué motivo, tengo algunos baches en el medio del sueño, salía de nuevo al plano del bien, no por querer ir, era como ir en busca de algo o alguien, no lo sé. Él me dejó, me dijo que me apure al oido y me levanté, la mujer, dijo en voz fuerte a mi amiga que no me deje ir, que me agarre, yo salí de todas formas muy confiada. El caso es que no había nadie, el patio de camino al living estaba desierto, ni un solo sonido. Los fui a buscar a donde los vi siempre, la primera y las siguientes veces, pero no había nadie, pegué un grito fuerte en esa habitación diciendo casi, sino textual 'LOS ODIO A TODOS!" refiriendome a los de su plano, y corrí llorosa por el patio de mi casa que parecía eterno, hasta el jardín donde estaba el portal a mi plano ideal, pero la puerta no estaba. Corrí, corrí y segui corriende, en ese patio inmenso y eterno que era ahora, de ida y vuelta, del living al jardín, abría las puerta y nada, mi portal no estaba, lloraba gritaba, pedía a gritos chillones 'DEJENME VOLVER; ODIO ESTE LUGAR; QUIERO VOLVER; SAQUENME DE ACA; QUIERO SER COMO ALLÁ PUEDO SER". Grité, por última vez, y ese grito se volvió real, fue un sueño, adentro de mi sueño, desperté a los gritos en mi cama y todo era en tonos claros, entró mi mamá, o alguien muy parecida que cumplía su rol, y me preguntó qué me pasaba, no le expliqué, tomé el tabló del mal y lo colgué en mi pared, y le di el del bien a ella, quería volver, por algún motivo quería volver ahí. Seguí durmiendo y entré en un estado extraño donde veía imágenes de él, de mi amiga, de la mujer, de la mesa redonda, del hombre de barba blanca, del patio, de mí corriendo y llorando a los gritos, del mal, del bien de las tablas, y desperté, sola en mi cama. Me senté de golpe en mi cama tapandome la boca, sorprendida y asustada para no gritar, tramspirada, agitada, con lágrimas en los ojos. No entiendo qué fue todo eso, pero lo que si sé es que no va a ser la última vez que lo sueñe. Y me encantaría saber por qué solo recuerdo las pesadillas.

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