sábado, 8 de diciembre de 2012

Festejar para sobrevivir.

Tengo ganas de buscar por los caminos que siempre estuvieron cerrados, esos que parecían no tener buen final. Tengo ganas de explorar cosas nuevas, no pensar en las consecuencias que puede traer, si al fin y al cabo los destinos racionales que parecían seguros también me hicieron daño. Quiero ser feliz de verdad por un rato y que lo que pase después, llegué después y ahí lo vemos. No importa cuánto vaya a doler mientras que sea real, mientras que en un instante me regale todo eso que lo no tan fugaz me supo dar, y que el dolor sea más fuerte, para no olvidar que existió, pero pasajero, para seguir adelante. Se acerca el verano y con él mis diecisiete primaveras, la luz de un nuevo año al final de este pasaje, una nueva ilusión, la esperanza floreciendo. ¿Qué más puedo pedir? Después de tantos malos ratos, quiero que se acabe esta etapa y dar espacio a llenar con nuevas historias y encuentros, todas estas hojas blancas que me forman. Mi mundo no es secreto, sino chiquito y placentero, aunque a veces, no tan placentero. Pero lo que importa es que siempre está abierto, esperando que algo nuevo rompa algún límite o frontera que yo sin querer me haya impuesto. Esperando una sonrisa más, un abrazo cálido, una compañía, alegrías y colores, sabor a magia en el aire. Y si todo esto pasa, y trae paz a mi vida, entonces yo tenía razón.
En realidad, no es tan difícil ser feliz. 

1 comentario:

  1. En realidad creo que no. Hay que saber más allá de la tristeza.
    Muy positivo. Así hay que encarar todo. Y gracias por el comentario(:

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Forget it.

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