Los cambios son parte de la rutina. Uno cambia constantemente, a veces de forma notoria, otras no. Y no hace falta aclarar que no siempre los cambios son positivos. Muchas veces los cambios de la gente son tan drásticos y espontáneos que uno desde afuera, no entiende dónde está parado y qué pasó con la persona que creía conocer. Pero en fin, con el tiempo uno entiende que la gente cambia sólo a la vista, en alguna parte de su ser, internamente, esas modificaciones de personalidad u otros aspectos, estaban escondidas por motivos diversos. Pero hay situaciones que hacen que uno no tenga opción desde su perspectiva, que se sienta obligado a sacar a relucir esa forma de ser tan triste, esa reacción diferente a algunas circunstancias. Y otras veces, simplemente uno no entiende cómo pudo pasar, por qué, con qué motivos fue necesario tal giro en la personalidad de alguien. Un ejemplo claro es cuando un amigo de toda la vida, o de bastante tiempo, de golpe se da vuelta cual panqueque. A veces desaparecen de tu vida, sin decir ni adiós, simplemente se esfuman sin aviso. Otras no solo eso, sino que te da la espalda cuando lo buscas, e incluso puede que se pongan en tu contra, que se propongan hacerte daño de algún modo u otro. Entiendo que no es simple vivir ciertas cosas, y que el enojo o la tristeza influyen mucho en la reacción, también que es más fácil aprender de la experiencia de otro que de la tuya; es difícil dejar las ideas en claro cuando se está pasando por un momento complicado porque diferente emociones influyen en tu comportamiento, mientras que aconsejando a otra persona sobre lo que tendría que hacer, dejas ver lo que sería correcto para vos y cómo deberías reaccionar entonces. Pero creo que uno debería tener el poder sobre sí mismo de darse un segundo para pensar en frío, un segundo anti sentimientos, y sacar una estrategia de juego que te deje bien parado y no cause más problemas de los que la misma situación te genera.