viernes, 24 de diciembre de 2010



¿Poco que decir o mucho que hacer?
Definitivamente la segunda. Tengo muchas ganas de escribir una nota, una nota de esas largas que nadie lee porque se asusta de sólo ver la cantidad de renglones que tiene. Tengo ganas de escribir del amor, de los mil y un puntos de vista que le dí en mis cortos casi 15 años y en el punto de vista que tengo respecto a él en este preciso momento de mi vida. Pero claramente no tengo mucho tiempo. De todas formas, me quiero dar este break, quiero tomarme una hora aunque sea, pensar poco, sentir mucho y escribir más...

Desde que tengo uso de razón, no tuve muchas experiencias directas en el campo del amor. Por este motivo creo que no tuvo mucho tiempo para ser ingrato conmigo, al menos no demasiado. He llegado a desear que me rompan el corazón en mil pedazos, y hay pruebas de ello, sólo para ver cómo se sentía, por pura curiosidad, lo que es la inocencia. Allá por mis 11 años (en sexto grado, por si me falla la edad), tuve el que creí por varios años más, mi primer (y único) amor. Recuerdo perfectamente el día, el clima, hasta casi diría la hora. Era Julio del 2007, estábamos todos en un colegio de prestado por problemas edilicios en el que era nuestro. Estaba en un recreo de esos largos y aburridos como cualquier otro, en ese patio enorme que tenía el La Salle, cuando por esas cosas de la vida se cruzó él, así, como si nada modificara. El reflejo del sol entre las nubes hacía brillar tan sólo un poquito más su piel tan blanca, sus rulos castaños, cortos y grandes invadían su frente pero no lo suficiente como para que cuando se le diera por dirigirme esa primer mirada, no pudiera divisar perfectamente, ese impresionante (literalmente) par de ojos celestes que lleva siempre puestos. Si en ese entonces no creía en el amor a primera vista, ese segundo fue para mí, como para un cristiano volverse budista. Era muy simple, tan simple como que no me animaba a dirigirle una sóla palabra, tan simple como que sólo mirarlo me daba vuelta el mundo, tan simple como que tardó un año en enterarse de todo eso. Y acá es entonces donde Cupido me juega la primer mala pasada. Eran ya mitades del 2008, cuando después de un tiempo de adentrarme en esa falsa amistad que creé para acercarme decidí contarle mi verdad. Para qué, eso me pregunté por los siguientes meses. Tiempo, no sé cuánto, no mucho pero para mí fueron décadas, pasó hasta que volvió todo a la normalidad. Ya para el año y medio de ese siete del mes siete del año dos mil siete, mi eterno galán decidió que ya había pasado mucho tiempo solo, y tocó a la puertita de mi corazón. Para ese entonces no sé si el encanto que había plantado en mí había vencido o si ya había asimilado la idea de que no era para mí, pero que me pretendiera, no tenía gran coherencia e internamente no me causó ninguna emoción. Poco tiempo después fue como si nada hubiera pasado, como si fuera un simple conocido que saludo en el pasillo del colegio al que concurrimos juntos varios años. Ya hoy, ni siquiera eso.

Ya habiendo empezado mi dos mil nuevo, en un enero actualmente un tanto confuso, hizo acto de presencia en mi vida, el que fue mi primer novio formal. Todo fue extremadamente rápido, tanto que hasta podría decir, no lo disfruté. No habrá pasado un mes de conocerlo que por esas situaciones raras de la vida, estaba adentrada en un noviazgo, con alguien que no conocía para fines prácticos. En ese entonces estaba perdida en mi nube de ensueños, fueron los 3 meses más lindos de mi vida... El siguiente mes, no lo fue tanto. Alejarte de tus amigos, depender de una sola persona, o más bien que dependan de vos; que tus desiciones tengan que ser tomadas premeditadamente debido a que existe alguien más en tu vida, que depende de vos... Esa etapa fue realmente bastante extraña. Para Junio de ese dos mil nuevos, el cual debo decir fue bastante agitado, entré en una crisis fatal. La que parecía una vida perfecta, de golpe estaba desintregrada y constaba en llanto y soledad, casi un autismo. Dejé a mi novio, dejé mis estudios particulares, y ese trimestre en el colegio fue bastante caótico. En las primeras noches solía invadirme la culpa, me sentía mal conmigo misma, me sentía patética e innecesaria sobre la faz de mi propio mundo. Cuatro días después, sólo me sentí patética. Aquel amor, el que había creído amar, el que todavía creía amar, el que decía llorar noches enteras sin dormir, pensar todo el día en mi y sufrir como un desgraciado, tenía compañera. Extraño. Pocas cosas en la vida me dolieron tanto, pocas cosas en la vida me hicieron sentir tan inútil y cualquiera.

Hasta ese mismo Septiembre, el año pasó como si cada segundo durara horas. Nada estaba bien pero de todas formas no demostraba que todo estuviera mal, tenía implantada una careta de neutralidad, o neutralismo, no lo sé. Eran días de colegio como cualquieras otro, con amigos, sin amigos, mirando por la ventana sola o sentada en el pasillo. Pero un día puntualmente, luego de discuciones con un amigo, el cual también repercute pero son temas de otra índole, estaba destruida. Como ya anteriores veces lloraba, ahí sentada, sóla. Tras la espalda de un amigo que se acercó a consolarme estaba él. Él que parecía tan soberbio, él que llegó para iluminar mis días, él que olvidó para qué lado girar el interruptor y cortó la luz en todo mi planeta. Esos fueron de los días más difíciles, en comparación con muchos aspectos de mi vida, de los más dolorosos. Hice cosas tan estúpidas, dije cosas tan estúpidas y sentí tantas cosas que no sé por dónde empezar, no una vez más. Era algo así.

Apariciones pasajeras, de personas nuevas, de personas de antes, nada me curaba, nada me distraía lo suficiente, nada hacía que la imagen de ese día, ni que la letra de crying de Aerosmith se fueran de mi cabeza (I was cryin' when I met you, now I'm tryin' to forget you, love it sweet misery.), pero un día, un día de mierda, en una fiesta aburrida, donde para colmo, casualmente estaba él, apareció alguien más. No sabía si creer en el destino, pero de alguna forma u otra lo conocí. Nuestras vidas eran cualquier cosa, ambos teníamos tantas cosas en común, tanto actitudinales, como sociales, como cosas buenas o malas, incluso teníamos problemas familiares muy similares, por lo cual nos respaldábamos mucho el uno al otro incluso casi sin conocernos. Pasabamos noches enteras hablando por teléfono sin parar, capaz sólo para escuchar la voz del otro. Empezamos a vernos más, con amigos, después solos, y de un momento para el otro, empezamos una especie de relación, la que con un poco de tiempo se transformó en un noviazgo serio, nuevamente. Realmente creía que estaba enamorada de él, realmente era muy feliz, pero después de una relación de cuatro meses, y por motivos tanto relacionados como ajenos a ella, y en medio nuevamente de una de mis tantas crisis, o más bien la resaca de una que nunca me había abandonado, tuve que "cortar por lo sano". Todo lo hice mal, todo lo arruiné, de un día para el otro había transformado un lindo recuerdo en un desastre, y para colmo me hacía la cabeza sola. Por suerte un par de meses después, unos muy difíciles por cierto, solitarios no por motus propio, y tan oscuros, logré que medianamente las cosas volvieran a estar "bien".

Y si hablamos más de un hoy, puedo decir que hace poco más de seis meses, conocí por esas cosas casuales de la vida, en medio de la relación antes mensionada, a una excelente persona, única entre todas las demás. Hablábamos sin parar, horas de charlas por Facebook, de nuestras vidas, de gustos, de problemas, de todo un poco. Nos hicimos amigos, él era realmente para mí un apoyo importante, incluso sin haberlo visto nunca en mi vida. Extraño es que a pesar de haberlo conocido en cierta forma, por medio del que anteriormente era mi novio, jamás lo vi personalmente mientras estaba con él. En cierta forma debido a sus celos y su poca seguridad sobre sí mismo, no quería que conociera a alguien que era también a su criterio, tan 'genial'. De este modo en mi cabeza se creó una especie de fortaleza que impedía que este nuevo individuo se apoderara de mi corazón o siquiera lo intentara, ya que no estaba interesada en nadie más. Luego de fallar en otra relación (lease párrafo anterior) y meses de recuperación después, casualmente me cruzé con esta persona en la calle, con otro amigo mío. Fue como "No, que copado :B" y después de ese día lo veía mucho más seguido. Realmente en mi cabeza siguió sin pasar NADA MÁS que era un amigo increible, me había olvidado de romper tan dura fortaleza. Una mañana que habíamos decidido vernos fuimos al parque. Ese parque Zeus, tiene la mitad de mi vida en recuerdos. Estabamos los dos, tirados en el pasto viendo el cielo, los árboles, yo con mi cabeza en su hombro, el con su brazo en mi cintura, y yo tan crédula de mí misma. Era todo TAN normal para mí, era todo TAN casual y amistoso. Hasta que en un momento pensé, por una vez en mi vida pensé en el momento en el que hacía falta. Christofer vio que no podía sola y me ayudó con esa canción suya que tanto me gusta y mientras yo acariciaba su cara, Chris cantaba "You make me happy whether you know it or not, we should be happy that's what I said from the start, I am so happy knowing you are the one that I want for the rest of my days" y todo eso, que hizo que en un segundo todos mis cables pelados haciendo corto, se arreglaran y entendieran que moría por estar con él. Y así fue, no aguanté y terminé por avanzar, con miedo a lo que fuera a pasar, con miedo a arruinarlo todo, pero feliz de al menos después poder decir, lo intenté. Y no fue en vano. Fueron días difíciles los primeros, dos semanas complicadas e incluso en momentos incómodas hasta causar algo de sufrimiento, pero bien sabido está que para ser feliz hay que sufrir un poco. No todo en la vida es color de fucsia. Ya hace poco más de un mes que estamos juntos, ya hace poco más de un mes que me hace feliz. Y hoy realmente puedo decir que estoy enamorada. Hay formas y formas de darse cuenta, hay formas y formas de ver las cosas. Se siente tan distinto al estar con cada persona, cada punto de vista es diferente, pero creo que ahora tengo las cosas medianamente claras.

Cuando uno se enamora de otra persona, pierde completamente la noción de todo. Lo único que podría destruirlo todo otra vez es perder al otro, uno es ajeno al mundo y todo lo que lo conforma. Cuando uno está enamorado de alguien más busca inconcientemente atisbos de ese alguien hasta en el aire, en un color, en un objeto, en un aroma. Cuando uno está enamorado vive plenamente por ese alguien más, pero nunca está obligado a abandonar nada, nunca se siente esa presión de dejar a otras personas ni cosas de lado por conservar a ese alguien. Uno es el más feliz, sin arruinar nada de todo lo bueno que tenía de antes. Puede amar, y seguir amando, puede vivir y dejar vivir, pero también es capaz de lastimar sin darse cuenta, uno es propenso a dejar estar las cosas, sin dejar de amar, inconcientemente, porque así como ese alguien te hace bien, todo lo demás también, y estar enamorado tal vez se ve nada más como una cosa buena del montón.

Cuando uno siente que lo único que tiene real valor e importancia en la vida es alguien más, cuando nada de lo que tenía anteriormente vale una mínima pena. Cuando cada situación, cada sonido, cualquier cosa, te recuerda cuanto lo extrañas y que mal te hace tenerlo lejos. Si no importa que tan bien esté tu entorno, cuanto haya mejorado todo, ni nada ni nadie de lo que antes te hacía feliz o te ayudaba a seguir adelante día a día, entonces uno no está enamorado de ese alguien, uno está enamorado de uno mismo, cuando está con ese alguien.

Cuando esa persona está cerca y sos nada más que suya si no hay nadie, cuando podés amoldarte a los demás incluso estando juntos. Cuando cada palabra, sonrisa o movimiento que el otro produce te hace feliz, cuando lo extrañas cada vez que está lejos pero te gusta extrañarlo. Cuando estás con tus amigos, o con cualquier otra persona, y podés privarte de vivir carcomiendote la cabeza en qué estará haciendo, dónde estará, con quién. Cuando tanto estando juntos como lejos, siempre está con vos, y eso te hace bien. Cuando cada canción te lo trae a la mente, cuando podes ser novio, amigo, tierno, bueno, malo, rebelde, jodón, cuando se gritan, se pegan y se comen a besos en una misma secuencia. Cuando su felicidad es tu felicidad y biceversa, entonces no es tanto, estar enamorado del otro, aunque así sea. Solo cuando todo es así, no estás solo, enamorado del otro, ni enamorado de vos cuando estás con ese alguien, entonces es porque ambos, están enamorados de ustedes dos juntos. Así lo siento yo, así me siento yo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Forget it.

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Infringement Search Tool