viernes, 8 de abril de 2011

A veces me dan ganas de ponerme filósofica pero no sé de qué hablar. Más bien creo que el punto surge de antemano en el hecho de que no sé por qué me dan tantas ganas de escribir. Es como que surgieran miles de ideas simultáneas y sin conexión alguna en mi cabeza, generándome un corto neuronal. No sé, supongo que así es como fui quemando mis neuronas, o tal vez tiene que ver con mi *cromosoma faltante* que a veces me surga la pelotudez tan fervientemente. Aquí podemos darme un punto a favor y recordar uno o dos meses atrás, una entrada en la que comentaba que muchas de mis entradas comienzan con las frases A veces, Hoy o Me di cuenta, en este caso tocó la primera, que observadora resulté. Tengo cabos sueltos en mi cabeza, cosas que no comprendo ni puedo ver con claridad, imágenes, flashbacks, cosas extrañas, qué se yo, mis flasheadas de siempre. Si tengo un hijo le voy a poner Didier. No, no porque quiero nenas y le voy a hacer la vida imposible por nacer con pito, sino porque realmente me gusta ese nombre, si no le gusta... que cometa un delito o algo así y se lo cambien, como a Homero cuando le cambian el apellido por Thompson. Algo que me sorprende mucho de esta generación es lo importante que es la tecnología para nosotros, quiero decir, realmente lo es, it means almost ALL, y soy re pro por usar frases en ingles (que terrible lo mío). Conocer a uno de mis grupos más cercanos de amigos por facebook, socializar con tanta gente por medios como Twitter o cosas así es realmente increíble. Me siento una vieja chota pero la realidad, LA POSTA, es que hace más de cien años ni existía el teléfono y conocer a alguien era posible nomás si te lo encontrabas en un café o en el mercado. En fin, somos gente privilegiada en algunas cosas, el factor de que el mundo se esté cayendo a pedazos por culpa de nosotros los habitantes de este, es bastante desalentador, porque ya para empezar, te da miedo la idea de tener hijos y que vivan la gran 2012 la pélicula sólo por cuestiones de calentamiento global o similar, nada apocalíptico, porque si es por eso ya morimos como cinco o seis veces en estos dos mil y pico de años. Cambiando drásticamente de tema, es horrible cuando a un bien personal, un objeto de uso diario, cotidiano, algo que te acompaño muchos años día tras día, de pronto se le acaba su vida útil. Y sufris la pérdida como si fuera tu canario, y lo recordas, y en más de una situación pensás "Si tal cosa no se hubiera roto/terminado...bla bla" pero sí, ya no está más and you have to deal with it. Ahora que lo pienso esta sí va a ser una de esas notas kilométricas que no tienen un contenido consistente de ningún tipo y para la mayoría de la gente habitante de este planeta cuadrado, valga lo irónico, bastante absurda. Quiero aprender a tocar el piano y cuando sea multimillonaria (yeah sweetie, keep dreaming) tener uno, de cola blanco, en la sala de mi casa. Quiero estar hablando de algo que amerite cierta ambientación, correr al piano y tocar la música que corresponda a la ocasión. Sí ya sé, soy un ser delirante, pero ese es mi modus operandum, ¡¿Qué pretenden ustedes de mí?!

*cromosoma faltante*: No gente, no me falta un cromosoma. (lo vendí)

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