miércoles, 29 de agosto de 2012

Reivindico mi derecho a pasar la birra y el faso en los lugares más sórdidos y oscuros.
Reivindico mi derecho a cagarme en la Iglesia, en los curas, en las monjas
y en todo aquel que se meta una ostia en la boca.
Reivindico mi repulsión por el almidón y las etiquetas, y quiero ser confuso, equivoco, a-normal.
Reivindico la poligamia, la infidelidad, el deseo, el sadomasoquismo
y el enamoramiento más brutal y pasional y las orgías.
Reivindico la calentura en un subte, el mirar el bulto del pibe que está esperando el colectivo, el levante en la calle.
Reivindico a toda torta, toda trava, toda marica, que me quiera acompañar a la calle
para gritar bien fuerte que se metan en el culo el orden moral y las buenas costumbres.
Yo nací para ser un desajustado y un excesivo.

Gustavo Pecoraro


¿Qué pasa? Entonces tal vez tener una vida difícil o vivir circunstancias desgarradoras te prohíbe ser como querés o decir lo que pensás, por lo que piensen de vos. No voy a  permitirlo, no voy a dejar de ser quien soy por los demás, porque no tiene por qué perjudicarme. Los hechos que pasé son hechos y sobre hechos no hay remates. Sobre lo que estoy en contra no hay un 'bueno entonces' de ningún tipo. Las cosas son así y así deberían estar claras. ¿Qué pasó con la libre expresión? ¿Volvimos a la represión? ¿Pensar hace mal? ¡Que la mente abierta predomine pero que los límites estén claros! No hay lugar para medias tintas, así que nadie venga a generar problemas ni malentendidos donde no los hay ni debería haberlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Forget it.

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Infringement Search Tool