Cuando llegue el momento de mirar para adentro, a solas con tu espejo sin rubor y sin rouge.
Cuando dobles la esquina sin saber qué te espera, si banquete o migajas, si celeste o azul.
Cuando acecha el recuerdo te persiguen las dudas y en las tardes de lluvia te pones a llorar,
sin saber que ese llanto de ternura y espanto, son facturas del tiempo y el exceso de amar.
Humberto P.
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